La preocupación, el miedo y el estrés son reacciones naturales y normales ante la situación cambiante e incierta provocada por el COVID-19. La Organización Mundial de la Salud OMS toma en serio el impacto de la crisis en la salud mental de las personas y junto con los distintos gobiernos, monitorea y proporciona información y orientación al público.
En esta ocasión, revisaremos algunas conclusiones que nos ofrecen el doctor Hans Henri P. Kluge (Director Regional de la OMS para Europa), junto con la Doctora Aiysha Malik (Oficial Técnica, Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS) y la Doctora Dorit Nitzan (Directora Interina de Emergencias, OMS / Europa), respecto a herramientas, técnicas e intervenciones para abordar preguntas sobre la salud mental en el contexto de COVID-19.
¿Cuál podría ser el impacto del COVID-19 en la salud mental de los niños?
Los niños se están enfrentando a una enorme interrupción en sus vidas, donde experimentan preocupación, ansiedad y miedo, miedos que, comparados a los vividos por los adultos, son cotejables por ejemplo con el miedo a morir o el miedo a la muerte de sus parientes. Adicionalmente, como resultado del cierre de las escuelas y colegios, los niños no tendrán la sensación de estructura y estimulación que brinda ese entorno y tendrán menos oportunidades de estar con sus amigos y obtener el apoyo social que es esencial para su bienestar mental.
Estar en casa puede poner a algunos niños en mayor riesgo a incidentes de maltrato infantil o hacerlos testigos de violencia intrafamiliar; es importante que los gobiernos preparen medidas que mitiguen estas acciones. Los servicios de salud mental, de apoyo psicosocial y de protección infantil deben adaptarse para garantizar que la atención esté disponible para los niños de las familias que los estén requiriendo.
Aunque todos los niños son perceptivos al cambio, los niños pequeños pueden encontrar los cambios difíciles de entender y por ende, expresar irritabilidad y enojo. Esto ocasiona que quieran estar más cerca de sus padres, exigirles más y, a su vez, ejercer una presión adicional hacia sus padres o cuidadores.
Lo anterior puede ser abordado de una manera sencilla: da a los niños el amor y la atención que necesitan para resolver sus miedos, se honesto con los ellos, explícales lo que está sucediendo de una manera que sea entendible.
Los niños son muy perceptivos y modelarán de sus padres sus respuestas ante la adversidad. Los padres también deben ser apoyados en el manejo de sus propios factores estresantes para que puedan ser modelos para sus hijos. Ayuda a los niños a encontrar formas de expresarse a través de actividades creativas y proporcionales una rutina clara.
¿Cuál es el impacto psicológico del COVID-19 en personas mayores?
Este aspecto cobra singular importancia si con personas que pertenecen a este grupo poblacional están viviendo niños. Los impactos psicológicos pueden incluir ansiedad, estrés y enojo; lo anterior se incrementa cuando reconocen su vulnerabilidad, más para aquellas personas con afecciones de salud subyacentes. Los impactos pueden ser particularmente difíciles para las personas mayores que experimenten deterioro cognitivo o demencia y para aquellas socialmente aisladas.
Para proteger la salud mental de las personas mayores se recomiendan las siguientes estrategias: realizar actividad física, mantener rutinas o crear nuevas, y participar en actividades que estimulen la sensación de logro. Mantener las conexiones sociales también es importante; algunas personas mayores pueden estar familiarizadas con los medios digitales, pero para las que no, es necesario apoyar la orientación a su uso. Nuevamente, los servicios de salud mental y apoyo psicosocial y otros servicios relevantes deberán permanecer disponibles.
Adaptado de: http://www.euro.who.int/en/health-topics/health-emergencies/coronavirus-covid-19/news/news/2020/3/mental-health-and-psychological-resilience-during-the-covid-19-pandemic OMS – Oficina regional Europa.
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